Tlacotalpan es una bella ciudad ubicada en la ribera del Papaloapan, que cuenta con una interesante y larga historia, ligada estrechamente al desarrollo de la región sur de Veracruz.
Hacia los inicios del siglo XVI, la zona donde se ubica dicha población fue denominada como Sotavento, término que era muy común utilizar en aquel entonces para aludir al sentido direccional y aún climático del lugar, con respecto a la costa.
Su existencia prehispánica se encuentra relacionada con un cacicazgo indígena. Los nativos del lugar le dieron el nombre hasta hoy conserva y cuyo significado en náhuatl es “en mitad de la tierra” aludiendo al vasto terreno dividido por el agua del “Río de las Mariposas” o Papaloapan.
Aproximadamente a cuatro horas de Xalapa se encuentra Tlacotalpan. Para poder ir a visitar este lugar, lo más recomendable es que te vayas a Veracruz y de alli viajes hacia alla.
Yo me fui en un autobus de tercera, me hice un poquito más de lo normal y ya en el puerto tuve que hacer lo mismo, porque solo hay corridas en estos autobúses cada hora.
La ciudad es bastante pintoresca en esta época del año, muy tranquila, siempre con turistas, pero no tantos con en las fiestas patronales.
SU FUNDACIÓN
En 1577, Gaspar Rivadeneyra, después de recibir en encomienda dos sitios de ganado mayor en la hoya del Papaloapan, fundó la estancia de Santa María de Cuzpalapan, más conocida como Estanzuela, la cual constituyó una hacienda muy ligada al nacimiento y desarrollo del Tlacotalpan novohispano. Cuando Rivadeneyra llegó a la región pudo observar que el terreno era propicio para fundar en él una magnífica población. Por hallarse en un sitio de confluencia de dos ríos: el Río Chiquito y el San Juan.
LA CANDELARIA
Animado por la perspectiva y para cumplir con el apartado sexto de las Leyes de Indias, el cual mandaba edificar iglesias en las cabeceras de las poblaciones indígenas a costa de ellos y de los encomenderos, a fin de instruirlos en la religión católica, concedió a los indígenas el uso gratuito de los terrenos de Tlacotalpan a condición de que se levantara una capilla donde se venerara a Nuestra Señora de la Candelaria, la cual provisionalmente quedaría dependiente del curato de Alvarado en tanto no se estableciera una parroquia en el lugar. Es desde esta época que la ciudad quedaría unida a la celebración de la Virgen de la Candelaria.
En virtud de tal acontecimiento se instalaron en Tlacotalpan grupos indígenas procedentes de Amatlán y de otros pueblos con lo cual se llegó a formar un asentamiento importante, además de que con ello se lograba para Tlacotalpan el título de pueblo. Este acontecimiento señalaba también el inicio de las primeras edificaciones procedentes de la época virreinal y realizadas básicamente de madera.
LA FIESTA
Los festejos de la patrona de los tlacotalpeños datan desde finales del siglo anterior, cuando la Virgen de La Candelaria se paseaba por el río, con la finalidad de que los pescadores -quienes la adoptaron como su patrona- tuvieran abundante pesca durante el año; costumbre ancestral que se conserva hasta la fecha.
La feria comienza el día 31 de enero, con una fastuosa cabalgata, en donde participan 600 gentes, a cuyo frente se encuentra una capitana, una teniente y la coronela. A ellas se unen guapas chicas de la localidad y apuestos mozos, niños y adultos, todos ataviados con regios trajes jarochos, en estas fiestas salen relucir las hermosas joyas de familia, como collares y pendientes de brillantes, esmeraldas, los abanicos y peinetas de carey; el recorrido comprende las calles principales de la ciudad; anteriormente los acompañaba una banda e música de viento; actualmente es la banda de la escuela Naval Antón Lizardo quien escolta la comitiva.
El primero de febrero es el día dedicado a los toros, iniciando con el embalse, cuando los toros atraviesan el río, acompañados por miles de gentes que viajan en canoas, piraguas y cayucos; ya en tierra los sueltan, realizando una especie de pamplonada. Los festejos del día 2 se inician con las mañanitas a la patrona del lugar; aquí se reúne gente de la localidad, con pueblos aledaños.
Desde las primeras horas de la tarde repican las campanas para que en punto de las 3 de la tarde se inicie el paseo de la Virgen en un chalán por el río de las Mariposas. Esta procesión la preside el señor arzobispo del puerto de Veracruz, además de asociaciones y cofradías, entre otras, quienes le van entonando hermosos temas.
Destaca el ambiente festivo de la gente de sotavento el cual queda de manifiesto n l encuentro de jaraneros, el que inicia desde el día 31, teniendo como marco la Plazuela de doña Martha, que es un parque estilo morisco, además de las mojigangas y el fandango, en el que participan todas las personas que lo desean, durante el gran ambiente de toda la noche.
MUCHOS ATRACTIVOS
En esta temporada los tlacotalpeños abren las puertas de sus casas para mostrar al visitante las antiguas riquezas como son los enormes roperos, camas con dosel, manteles de horquillla, los pisos de marsellesa, etc.
Si su deseo es conocer más sobre esta pródiga ciudad, uno de los lugares obligados a visitar es la posada de doña Lala, donde podrá degustar el pollo del señor cura, canapé de santa Teresa, pescado a la veracruzana, pulpos, calamares acompañados de los famosos “toritos”
En el mercado encontrará el exquisito mondongo a la veracruzana, gorditas de anís y blancas, el tixmichi, longaniza y enchiladas, entre otras delicias. Se suman a estos atractivos culinarios, las garnachas de Doña María Cobos, único lugar que han visitado todos los Presidentes y las Primeras Damas que han venido a esta región.
Los postres característicos de la zona son las naranjas rellenas, antojo del papa, sopa borracha, sopa pía y el dulce de leche. Nadie que se precie e haber visitado la Perla del Papaloapan puede dejar de degustar sus dulces.
Vaya a Tlacotalpan y déjese consentir por el alto sentido hospitalario de su gente.
De aventón por fin conoceré este patrimonio de la humanidad, en peligro de perder este reconocimiento por los excesos de celebració de la ciudad, en algunas épocas del año.
Me ire por la mañana y regresaré por la noche. Es raro, pero extrañé esta bella ciudad.
A lo mejor es el tiempo de antaño
solo es eso, un cafecito, un libro y
hacer remembranzas para seguir;
al final todo habra terminado.