“Casa Blanco” un espacio de actividad cultural y artística en un lugar de tradición por excelencia.
Tras haberse encontrado en el pasado vestigios de origen totonaco en las faldas norte del cerro de Macuiltepetl, se piensa ellos fueron los fundadores de uno de los cuatro primeros barrios inmersos en la creación de Xallapan. Otros historiadores opinan que los primeros pobladores fueron los Toltecas, quienes en su desplazamiento hacia Yucatán y América Central, se detuvieron algún tiempo en la zona.
Con el paso del tiempo, el barrio de Xallitic enaltecido por sus edificios con toques barrocos se fue tornando en un lugar de historias, leyendas y mitos. Un lugar que remonta a tiempos pasados donde se respira un olor a nostalgia y estática.
En la escalinata noroeste del Xallitic #2 vive y trabaja desde hace más de treinta años el artista plástico Sócrates Blanco, quien ahora muestra sus obras en este lugar acondicionado para la exposición de su propuesta caracterizada por la utilización de los accidentes nacidos en la madera para crear sus personajes. Hace un año los xalapeños Víctor Blanco y Enrique Vázquez Burgos, tuvieron a bien utilizar en ese enraizado e importante sitio del centro de la ciudad como un espacio enfocado creación artística y a la difusión, divulgación; como resultado tenemos el surgimiento de “Casa Blanco”.
Es así como surge “Casa Blanco” que, en su intención de rescatar las tradiciones de nuestra sangre retoma la realización de los fandangos. El fandango es un aire popular bailable, ejecutado por una pareja, de movimiento vivo. Es un motivo ostinato conocido desde finales del Barroco. La mezcla de razas, las guerras, la tradición oral y el comercio configuraron el rostro del son jarocho y de la fiesta del fandango; sin embargo, con el devenir de los años, las migraciones, la tecnología y la comercialización transformaron abruptamente su percepción tradicional.
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