Este miércoles se rendirá homenaje a Dagoberto Guillaumin Fentanes en la Editorial de la Universidad Veracruzana (UV) para recordar, en el día en que cumpliría 84 años de edad, a este pilar del teatro nacional que ha dejado profunda huella en nuestro panorama escénico.
El evento dará inicio a las 18:00 horas en la Feria Permanente del Libro Universitario, ubicada en Hidalgo 9, con la presentación del fonograma Voces de Veracruz, Dagoberto Guillaumin, producido por Radio UV y que será comentado por el actor y director Francisco Beverido Duhalt, el poeta Ramón Rodríguez y Guillermo Melo Guzmán, quien se encargó de la producción y musicalización de este disco compacto.
A continuación, en punto de las 19:00 horas, el grupo de teatro ambulante “Dagoberto Guillaumin Fentanes”, de la Secretaría de Educación de Veracruz, que fundó en 1997 y dirigió hasta el fin de sus días este inmortal hombre de teatro, escenificará la obra Veinte minutos con un ángel, de Alexander V. Vampilov, uno de los últimos montajes dirigidos por el maestro Guillaumin.
Las obras que lleva a escena el grupo, siguiendo la idea de su fundador, son seleccionadas ex profeso para ser presentadas principalmente a estudiantes de secundarias, preparatorias y normales –así como al público en general–, como una forma de apoyo a las materias de sus programas respectivos.
La acción de Veinte minutos con un ángel, que se desarrolla en Rusia a principios de 1930, comienza cuando un par de amigos que trabajan en una fábrica de inodoros se emborrachan durante tres días y, en el afán de conseguir dinero para continuar tomando, luego de ser desdeñados por todos, hallan a alguien –¿un ser celestial?– que les ofrece prestarles el efectivo que necesitan. Participan en el montaje, Enrique Málaga –actual director de la compañía teatral–, Alejandro Ávila, Jessica Carreggio, Jorge Matus, Miguel Hernández, Lourdes Torres y Julio Flores.
Decano teatral y editorial de la UV
A lo largo de una trascendente y dilatada trayectoria como director, maestro, impulsor de la profesionalización de los actores, la difusión del teatro entre la juventud y la implementación de un sistema para captar espectadores, Dagoberto Guillaumin no solamente le abrió terreno a la actividad escénica en nuestra Entidad, sino que proyectó el nombre de la Facultad de Teatro más allá de nuestras fronteras.
Al forjar la Escuela de Teatro de la UV –pionera como universidad de provincia en proponer un plan de estudios formal para la formación de los trabajadores del teatro–, en el año 1953, a partir del estreno de la obra de Sergio Magaña Moctezuma II, Dagoberto Guillaumin colocó la piedra angular de esa sólida edificación que es hoy el teatro universitario veracruzano y que nos brinda notoriedad en el ámbito internacional.
Guillaumin Fentanes, brillante alumno del mítico director japonés Seki Sano, fue además una pieza clave para la consolidación editorial en la UV cuando, en 1957, Sergio Galindo inició un proyecto visionario respaldado por un importante grupo de intelectuales que se reunieron en Xalapa por iniciativa del maestro Dagoberto, entre ellos Ramón Rodríguez, Othón Arróniz, Emilio Carballido y Alfonso Medellín Zenil, dando inicio a una labor que cumple ya medio siglo de esfuerzo ininterrumpido en el fomento de la lectura y cuyo primer fruto fue la aparición de la emblemática revista La Palabra y el Hombre, de cuyo primer Consejo Editorial formó parte el propio Dagoberto.
Nacido en Córdoba el 30 de abril de 1924, el maestro Guillaumin, cuya muerte se produjo en Xalapa el 9 de diciembre de 2007, dejó como consigna para las nuevas generaciones de estudiantes del arte escénico “la integración de un gran ejército, milicias teatrales, brigadas de cinco o más compañeros que lleven el teatro a todos los municipios que conforman el estado de Veracruz”, porque, decía, “hay que reivindicar el valor de las artes en la formación integral del hombre. Luchar por despertar en los jóvenes el interés por el teatro, no debemos sólo formar actores, sino crear espectadores”.
Las esperanzas de Dagoberto Guillaumin, a quien su amigo y pariente Emilio Carballido dedicó el último número del cuaderno de teatro Tramoya que le tocó editar, quedaron cifradas en esos mismos estudiantes de la Facultad de Teatro de la UV –de la que fue director de 1989 a 1992– que le rindieron tributo el 27 de marzo de 2006, en ocasión del Día Internacional del Teatro, y en las generaciones venideras de aspirantes y alumnos de esta carrera.
El maestro Guillaumin, quien fue además director de la Escuela de Arte Teatral del INBA y dirigió obras relevantes como El inspector, de Gógol; El jardín de los cerezos, de Chéjov; Troilo y Crésida, de Shakespeare; Punto H., de Ives Jamiaque; La ciudadela derruida, de Lovinescu; La tormenta de Ostrovsky; La Celestina de Fernando de Rojas, y Yanga, de Othón Arróniz; Todos eran mis hijos, de Miller, y Felicidad, Yo también hablo de la rosa, Silencio pollos pelones y El álbum de María Ignacia, de Carballido, fue también coautor de textos de los libros Expresión y apreciación artística (McGraw-Hill, 1994) y Teatro, texto breve (Conaculta-IVEC-SEC 1998).