Leonor Anaya, ceramista veracruzana que a lo largo de tres décadas se ha dedicado a las artes plásticas, presenta durante todo este mes de enero en el Jardín de Las Esculturas, “lo más selecto y reciente de su labor” en la exposición Entre Susurros y Siseos, donde nos muestra una gama de serpientes en sus más diversas formas, ya sean inspiradas en la naturaleza misma o en el rico imaginario mesoamericano del que hace gala.
Esta muestra presenta a atractivos reptiles que han capturado la atención humana a lo largo de distintas épocas y culturas, en la actualidad siguen ofreciendo mucho de sí mismos. Con su peculiar forma de movimiento propician en el hombre una inagotable búsqueda que se traduce en formas zigzagueantes y ondulaciones varias, en posturas que ascienden como añorando el viento, o bien, retorcimientos rastreros que intentan excavar en lo más hondo del mundo subterráneo, expresa la maestra Maria Guadalupe Buzo en el texto que se lee en esta exposición
Entre susurros y siseos, que usted puede visitar en la Galeria Principal del Jardín de las Esculturas posee una gama polivalente de posibles significados comprendidos entre lo celeste y lo terráqueo, las caras imprescindibles de lo trascendente y lo inmanente, de lo masculino y lo femenino, de lo aéreo y lo material, agrega y comenta que “éstas sierpes acuáticas o aéreas, lisas o escamosas tienen rostros que nos remontan a una de las imágenes mesoamericanas por excelencia: Quetzalcóatl o Kukulcan. Sus siluetas aladas, gráciles se enroscan y entreveran y su movimiento susurra con voces de antaño, allende el tiempo, proveniente de profundidades imprecisas e incógnitas.
Con su siseo sutil o persistente las serpientes traen consigo viejos cantos de latitudes que se esfuman entre las tinieblas de las consecutivas eras. También evocan ciclos de renovación y trascendencia, de anquilosamiento y permanencia. Son seres evanescentes o cuya perdurabilidad se antoja cuasi eterna. Todas ellas tienen cabida de sobra en la obra de Leonor, quien se revela así como hacedora incansable como investigadora de formas y modeladora de apariencias, de perfiles, de facetas, de imágenes construidas con la pasión de quien anhela ahondar en la vida y en los sueños, de quien aspira a profundizar en los símbolos y en la comprensión de la cultura, detalla la maestra Buzo referente a la obra de la maestra Anaya.
Originaria de Xalapa, Veracruz, Anaya estudió con el escultor Rafael Villar en 1970 y con el maestro Kioichi Kishimoto (1981-1982) en la Facultad de Artes Plásticas de la Universidad Veracruzana donde concluyó su formación en 1986. En 1993, construyó su taller Neblina en el cerro en la capital del Estado, y en este sitio es en el que realiza su obra cerámica.
Pero Leonor Anaya también ha recibido enseñanza de otros especialistas como la Maestra Sandria Hu, de la Universidad de Houston, Texas, el maestro Julián Ruesga Bono y la doctora Antonia Fernández Valencia, de la Universidad Complutence de Madrid, que asistieron a la Facultad de Artes Plásticas, de la UV. Su obra se ha presentado en casi un centenar de exposiciones nacionales e internacionales, individuales y colectivas.