Como “un poema poderosísimo cuya vigencia sigue cimbrándonos”, calificó Luis de Tavira la obra de Miguel de Cervantes Saavedra, Numancia que, bajo la dirección de Juan Carrillo, llevará a escena la Compañía Nacional de Teatro (CNT).
Esta obra trata de cómo conseguir la victoria en la derrota y ello abre la dimensión de la ética, de donde se funde lo humano, “es ahí donde aparece la postura de Numancia que es la victoria de los vencidos, algo que nos vienen a recordar hoy mismo los pueblos originarios de México: la dignidad, porque una vida sin dignidad no es vida y si eso supone exponerse al exterminio, por ahí se cruza, ya que hay valores imposibles de negociar”, agregó el director artístico de la CNT.
En conferencia de prensa, en el marco del 44 Festival Internacional Cervantino, donde será presentado, Jorge Volpi, director esta fiesta anual, indicó que éste es uno de los proyectos importantes del encuentro, “queríamos una celebración de su obra dramática, porque Cervantes lo primero que quiso ser, fue dramaturgo” y por ello acordó con la CNT la coproducción de esta obra.
Se trata de un proyecto que no es una propuesta dramática cualquiera, “contrasta con el resto de la fecunda, generosa y brillante” dramaturgia de Cervantes que ha sido opacada por la grandeza del Quijote y se conoce sólo por su obra incidental y menor, dijo De Tavira.
El montaje que se emprende en este espectáculo creado por Juan Carrillo, busca la interlocución de nuestro tiempo. El reto era “cómo establecerla con esta pieza fundamental que nos exige ser recuperada, porque el patrimonio de la tradición nos dice que es nuestro, pero sólo lo será si somos capaces de apropiárnoslo”, sostuvo De Tavira quien decidió invitar al joven director a llevarla a escena porque “viene a representar la emergencia poderosa de una nueva estética escénica que miramos con entusiasmo y optimismo. Su lectura corresponde a esta generación sacudida en esta guerra interminable entre civilidad y barbarie”.
Numancia es una obra con un fundamento histórico y replantea una relectura que Cervantes hace de ello en un momento histórico decisivo para occidente. La paradoja que plantea, propicia hoy día, una discusión que sigue vigente “sobre todo por las cuestiones precedidas por la moral del éxito capitalista que nos rodea, un mundo dividido entre triunfadores y perdedores”, señala De Tavira.
La inspiración medular para la puesta en escena, fue básicamente “la necesidad de tener un referente concreto actual” a través de la concepción dada en la versión de Juan García y que se enriqueció con la que tenían el propio director, el diseñador de escenografía, Jesús Hernández, el compositor y director coral, Juan Pablo Villa, y los actores.
“Hicimos un trabajo de investigación, de ejemplos de asedios en comunidades mexicanas, así como cercos o barbarie de otro tipo y lo fuimos metiendo en una línea que tenía que ver con el trabajo del actor haciendo convenciones, habitando la espacialidad y generando atmósferas a través de la voz y las acciones”, explica Carrillo quien asegura, los sostenía que debía ser un trabajo entero y hablara de nuestra propia lucha, “queríamos un montaje que sonara a hoy, independientemente de que la acción transcurra en el siglo XVI”, y se ha ido de la mano completamente con la escenografía, “ya que un punto importante es que el pueblo está presente todo el tiempo en la escena y ha permitido una doble cercanía entre el elenco y el cuerpo creativo”, agrega Hernández.
El elenco, integrado por 25 actores de distintas generaciones, hizo muy difícil el inicio del trabajo, “en términos de visiones distintas de entender el teatro y encontrar un lenguaje común, pero fue muy satisfactorio y rico por otro lado, justo porque hizo que nos cuestionáramos las cosas con una mayor insistencia, de forma más acuciosa y eso enriqueció lo que empezamos a crear juntos”, confiesa Carrillo.
Lo primero que se hizo fue un taller de voz con los actores, ya que son parte fundamental de la sonorización y se canta una pieza coral escrita especialmente para la obra. Se escuchan los cantos de la comarca lagunera y se utiliza música en vivo, interpretada por Juan Pablo Villa, jugando con las emociones que transcurren en la escena.
En su tarea el joven director tuvo una libertad absoluta, asegura, pues, aunque esperaba que Luis de Tavira acudiera a los ensayos, le enviara notas o quisiera rectificar o crear escenas no sucedió así y pudo resolver la escena de acuerdo a su visión.
La preocupación que ha asaltado a Carrillo al acometer a los clásicos, y en especial esta obra de Cervantes es cómo lograr que “resuenen, peguen en el pecho, independientemente de la panza y la cabeza y tocar primero a la emoción, al signo y la urgencia de decir las cosas para llegar a los jóvenes o cualquier espectador que no es del todo leído o erudito, pero eso no significa que no tenga la suficiente experiencia humana para saber de qué estamos hablando. Este montaje intenta hablar de tú a tú con la gente”, dice.